viernes, 14 de septiembre de 2007

Des órgan i zación


Por Didí Krajolich.


Hoy pienso en los órganos, los huesos, los tejidos, los músculos, la sangre. Todo esta perfectamente acomodado, en el mejor de los casos, interconectados entre si, ocupando sus lugares, y funcionando constantemente, ir y venir, gran maquina biológica humana.
Somos una trama, multi-ramificación de hilos que transportan fluidos a cada rincón del cuerpo, energías que corren de un lado al otro, bolsas que se comprimen y descomprimen, se hinchan de aire y lo expulsan modificado, elementos que se incorporan, transforman y desechan, genes que se expresan en características infinitamente diversas, kilómetros de caminos enrollados, maquinaria inconcebible, incomprensible, tan compleja que agobia, creciendo, desarrollándose, aumentando de tamaño, reproduciéndose, hasta que empieza a degenerarse, marchitarse, llenarse de polvo, y cuanto mas la transgredimos, mas rápido decae y se va volviendo mas y mas imperfecta, errónea, desagradable.
Y no solo esto, porque mas allá de nuestro increíble laberinto interno, podemos transmitir nuestras células para conformar otro ser, un minúsculo punto que empieza a agrandarse, expandirse, complejizarse y así ya es uno más en el mundo, y se expulsa y funciona por su fantástico entramado, y la cadena se va repitiendo…
Y en esta idea de la exactitud de los cuerpos, de su perfección ideal a pesar de los errores, de los casos que la excluyen, de los momentáneos sube y baja orgánicos, intento mirar mis sistemas por dentro y su interconectividad con mi mente, esa energía supracerebral sin fundamento corpóreo que insiste sin cesar con sus ideas, pensamientos, emociones, sentimientos, percepciones, recuerdos, me agarra la sensación de que en mi no puedo hablar de unidad, interconexión coherente y ordenada, intento de perfección, funcionamiento correcto y esperable, porque creo que esta todo completamente desparramado, y mis órganos, fluidos, músculos, huesos, tejidos, revolotean y se cambian de espacio burlándose, riendo, gritando, sufriendo, sobrepasándose, dejando por fuera su utilidad, su ubicación, su eslabón de las cadenas de la máquina. Es el descontrol, desorden, impulso por moverse de un lado al otro, de no saber para donde ir, que camino elegir, movimiento continuo irrepresentable, y el paso al otro extremo, quietud máxima para acallar todos mis componentes…
Es eso o el vacío. Me ahueco y quedo sin nada por dentro, y todo se va a volar por ahí, y me siento sola, porque ya no hay una cordialidad, mi corazón, mi mente y los otros ya no se comunican, ser-yo-misma entre los ellos, entre los miles de Yo, de Otros, de dispositivos que se escapan y desorganizan.
Titilan en un derrame repulsivo las imágenes del desencuentro de los cuerpos y aparecen el aislamiento y las impulsividades para amarrarme y no escupir más palabras ni movimientos incoherentes, enredados.
Klvfdhgklhadflkjiturehgjkdfnjksgfdh no puedo conectarlas, ligarlas, tienen que estar ahí representando la ineptitud y la imposibilidad de lo estable. Y así como las letras, los fragmentos de aire energético y las partes de miembros, y las calles que se bifurcan, y las voces que sueltan sonidos, y las visiones resquebrajadas, y los estados inconstantes, y las personas que van y vienen, y el amor-odio/inercia, y los segundos que parecen mas cortos/losdiasqueparecenmaslargos, las intensidades que golpean y se corren, las ganas que inundan y desaparecen, los gustos que se disuelven tan rápido, las manos que tocan y se alejan, la ambivalencia psíquica inevitable, las ansias-miedo inabarcable de la muerte, la incertidumbre de los misterios y los agujeros que nunca se llenan, la intención de amar sin poder amar-te, la sensación de que todo da lo mismo pero a la vez tanta diversidad impensable, la, la, la. Infinidades de cosas sin un orden aparente.


DES ORGAN I ZACION

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